«Disposiciones de liderazgo: Reverencia y sensibilidad»

por | 19 septiembre 2024

Hermanas y hermanos en Cristo,

¿Qué pensamos de la incapacidad de los discípulos para escuchar, por no decir oír de verdad, lo que Jesús les dice sobre el sufrimiento que va a experimentar? No sólo temen lo que le ocurra a Jesús, sino también, como discípulos suyos, lo que pueda significar para ellos. ¿Y quién podría culparles?

Su miedo les empuja a huir de la vulnerabilidad y a discutir sobre quién es el más grande; una conversación competitiva que les enfrenta entre sí como rivales en influencia, inteligencia, talento, fidelidad, cercanía a Jesús, etc. Pero lo que Jesús quiere y necesita de ellos no es este tipo de posicionamiento competitivo de sí mismos, ni el egocentrismo que los separa unos de otros y de Él.

En aquel momento, ante la perspectiva de las pruebas que se avecinaban, sin duda habría agradecido su apoyo, su empatía y, como mínimo, su atención a lo que decía. En ese momento, Jesús sin duda habría apreciado, no la musculosa demostración de fuerza o superioridad, sino el apoyo cariñoso de amigos que están en sintonía con él y con lo que intentaba compartir con ellos sobre el futuro, tanto el suyo como el de ellos.

Quizás no sea tan diferente para nosotros cuando, en situaciones que son demasiado duras de soportar, huimos hacia la distracción, la negación o la autodefensa, en lugar de quedarnos con la realidad de lo que es duro en ese momento. Pero en lugar de endurecernos, desviarnos o luchar contra la vulnerabilidad del momento, hay otro camino.

Cuando Jesús aprovecha la oportunidad para instruirles invitando a un niño entre ellos y a recibir a ese o a cualquier niño como si fuera el Cristo, les está llamando más allá de su egocentrismo y miedo hacia una ternura y reverencia más suaves, más sensibles al otro. Con esa sensibilidad, son capaces de percibir la dignidad e incluso la divinidad de un niño en medio de ellos, ya que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Sólo este tipo de sensibilidad hacia el otro les ayudará a escuchar lo que Jesús dice, a comprender y sentir con él en unión mientras sufre su pasión.

Es este tipo de sensibilidad reverente el que nos permite encontrarnos unos con otros no sólo como iguales en dignidad, sino con humildad, empatía y compasión. De hecho, este es el tipo de sensibilidad al que estamos llamados a vivir como seguidores de Jesús y como miembros de una Iglesia sinodal.

Plantea la cuestión de la calidad de los espacios y lugares en los que vivimos y trabajamos… ¿hasta qué punto nuestras culturas organizativas crean espacios de refugio seguro, acogida y hospitalidad para los más vulnerables? ¿Hasta qué punto proporcionamos la seguridad suficiente para que se compartan realidades honestas y delicadas sin juicios, defensas ni represalias?

Y más personalmente, como líderes, ¿cómo marcamos la pauta y damos ejemplo de esta sensibilidad reverente hacia los demás, aun cuando a veces también debamos demostrar valentía, resistencia y fortaleza?

Con ustedes en el camino,

David y el Equipo de Discerning Leadership

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Executive Director of the Program for Discerning Leadership

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